Copa FIFA - Brasil 2014: Arrollador

En un día histórico en la historia de la Copa del Mundo, Alemania se metió en la final tras humillar futbolísticamente a Brasil. Dio cátedra de fútbol y le clavó siete goles a la verdeamarelha. Espera por Argentina o por Holanda.


Dos de los seleccionados con mas finales en sus espaldas, con mas partidos jugados en la historia de los Mundiales, se enfrentaban por segunda vez en una Copa. Y que momento inmejorable que una semifinal. Tal vez el cruce era "el local vs el candidato", pero aún así, se predecía un partido intenso, con muchas situaciones. Y en eso no fallaron. O al menos no falló el equipo bávaro. 

El día de hoy, 8 de julio del año 2014, no será un día mas. Será algo que quedará en la retina de todo el mundo futbolístico. Quedará grabado por siempre en la historia de la Copa del Mundo. De aquí a treinta años, uno se acordará de éste partido, de lo que estaba haciendo, de lo que vio. Porque los 93 minutos que duró el partido, sucedieron muchas cosas y se sucedió lo mas importante: el humillante 7 a 1 de Alemania a Brasil. Sí, como lo lee. El scratch sin Neymar no fue siquiera la sombra del partido ante México, y el hecho de que se fuera silbado al término del cotejo o mencionar que su hinchada les gritaba "Oleee" cuando Alemania la tocaba, era aún peor. Y ni que hablar de la silbatina a Fred hasta cuando lo mostraban en la pantalla. Brasil, hoy, se chocó contra una pared a cientos de kilómetros por hora. 

El 7 a 1 habla por sí sólo. Ante la arremetida del local en los primeros cinco minutos de partido, el equipo del viejo continente le devolvió fútbol. Le igualó las acciones en la mitad del campo y arriba lo liquidó. Primero, Mueller a los once minutos recibió solo dentro del área grande, un córner desde la derecha para abrir el marcador. Y ése gol tempranero, puso en la cuerda floja a Brasil. Sintió el golpe y no pudo detener el concierto alemán en el Mineirao. Klose entró en la historia a los 23 anotando el segundo del partido, y su gol número 16 para ser el máximo goleador de la historia de los Mundiales, al pasar nada menos que a Ronaldo. Y en el Mundial de Brasil. Pero no bajó la marcha. Y sumado a que el equipo de Scolari estaba completamente perdido en la cancha, a los 24 y 26, Tony Kroos ponía una ventaja en el marcador que era casi absurda. Era justa. Era merecida. Pero costaba entender que lo que estábamos viendo era real. Alemania goleaba 4 a 0 en poco mas de veinticinco minutos y Sami Khedira no quiso ser menos, y se anotó en el listado de los jugadores que le marcaron un gol a Brasil. En menos de media hora de partido, la primera semifinal se había terminado. El 5 a 0 era lapidario. Era utópico en el razonamiento colectivo. Era histórico. Las expresiones en los rostros de los jugadores brasileros describían mas que las lágrimas de los hinchas o que cualquier crónica alguna vez escrita. Se veía el duro golpe en los ojos de todos. Y salvo por algún que otro arrebato para ir al ataque, completamente cegados, los primeros 45 minutos se terminaron. 

Y para el complemento, sólo se ocurrían dos preguntas: ¿Cómo sale uno de local a jugar un 0-5?. Y la otra era aún mas aterradora: ¿Cuantos goles más puede meterle Alemania?. Bueno, si hubieran querido, otros cinco. Pero entendió todo lo que se estaba viviendo. Todo lo que implicaba haberle metido casi media docena de goles a Brasil, y en su casa. Entonces, levantó el pie del acelerador y le dio a su rival la posibilidad de meter algún gol. Lo esperó, le regalo la pelota y la cancha. Y Brasil armó cinco mano a mano para convertir el gol de la honra, pero se olvidaron que entre los tres palos estaba Neuer. Se agigantó, y las tapó todas. Fueron quince minutos de rebeldía amarelha que se consumieron con el correr del reloj. Desarmado, ciego, con el orgullo completamente herido, intentó algo más. Y lo terminó pagando aún mas caro. Schurrle entró por Klose en un acto de darle descanso al histórico delantero, y además para presionar y tener mas posibilidades arriba. Y las tuvo. Dos. Las dos en los pies del substituto. Y las dos terminaron adentro. A los 69 y diez minutos después, Alemania lograba alcanzar el 7 a 0, donde el estadio se puso de pie a aplaudirlos. Ya no era ver a los bávaros venciéndolos. No. La gente entendió que debía disfrutar de lo que se estaba viviendo. Obvio que no todos, pero a ésa altura, que mas se le podía pedir a David Luiz, a Hulk, a Júlio César. A los 90, al menos, Oscar logró vencer a Neuer y marcar el 1-7. Gol que sirvió en lo personal y al menos para salvar el honor. Pero claro, todo estaba definido antes de los treinta minutos.

El equipo dirigido por Loew alcanzó la octava final de la Alemania en la historia y espera por el ganador de mañana entre Argentina y Holanda. Ya se sacó la espina de la final del 2002, tiene el máximo goleador de los Mundiales e irá por la obtención del goleador de Brasil 2014, y por su cuarta corona. ¿Habrá alguien que lo pare?


Leonardo Sierro
Fútbol de Naciones
futboldnaciones@gmail.com

1 comentario:

  1. sin duda un partido que nadie se esperaba , buen relato Leo me gusto!!

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